sábado, 20 de febrero de 2010

Noches buenas y buenas noches

Me gustaba. Parecía maravillosa y yo quería creerlo. Aquella noche la impaciencia por vivir otro momento inolvidable a su lado me jugó una mala pasada. Estaba excitado y feliz al fin y al cabo, y se me notaba por los cuatro costados. Creí que me dolería reconocer una cosa así, pero lo necesitaba, necesitaba un motivo para ser feliz. La necesitaba a ella y a su risa. Tal vez eso fuera lo maravilloso.

Al principio todo fue bien. Comimos, bebimos y después hablamos. Hablamos de todo y nada. Con gestitos, carantoñas, de todo un poco. En un momento dado me recordó, porque yo ya lo sabía, que odiaba el fútbol, que lo detestaba. Después de divagar sobre música y cine conversamos sobre algunos artistas.

Habló de una escritora que se ahorcó con los cordones de sus zapatos, Sarah Kane creo recordar. Tal vez hablara también de algún que otro músico, no recuerdo muy bien. Ella dijo que el suicidio le atraía mucho o algo así. Yo quise mantener la calma. Que tenía algo que le gustaba, dijo ella coqueta. Algo me dijo que había vivido un suicidio de cerca. Tal vez lo estaba pensando en ese momento, no lo sé, pero yo bajé mi manga hasta el reloj disimuladamente. Puede que no se diera cuenta pero después de unos segundos de silencio bastante incómodos solo se me ocurrió una cosa para decir:

-Pues si este año no ganamos el mundial me pego un tiro.

Tal vez se hubiera reído.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejej muy buena salida tuviste jeje

Un saludo.

Daniel Pérez Penagos dijo...

Pero es qué tanto mirabas, hipnotizado te quedaste con ella o qué, que no recuerdas nada d elo que dice.. el alcohol ayudó?