jueves, 4 de marzo de 2010

El Asilo VI (Pedacitos)



[...]
Lucas contó, entre partida y partida de dominó, que su vida había sido apasionante. Lo contó a poquito a poco, riéndose, deleitándose con las mentiras de su memoria. A sus noventa años vestía siempre chaqueta y corbata, llevaba siempre una rosa roja en la solapa y un bastón viejísimo con la empuñadura roída.

-Yo fui siempre un poeta - dijo riéndose - pero gastaba susurros de tinta y cuello de mujer de papel. Con palabra y sonrisa fui un buen seductor-"¡Cuéntale, cuéntale!" gritaron lo demás. Lucas habló. Habló de la Marquesa, la siciliana, Doña Agustina, la Virus y la feriante de Bobadilla. Todas ellas historietas encantadoras de saltabalcones, amores platónicos y romances fugaces."¡Cuéntale lo de la manca!" gritó alguno, pero Lucas contaba lo que le daba la gana y, mientras tanto, ganaba.

-Todo lo que cuente- siguió con su acento sospechosamente sudamericano - puede ser más o menos cierto, pues ya recuerdo lo que quiero, pero jamás olvidaré ni un sólo detalle de la primera vez que me enamoré. Se llamaba Berta. Berta era...maravillosa simplemente, maravillosa. Tenía todas las virtudes de una moza sana y hermosa. Yo apenas tenía 19 o 20 años y ella debía ser algo menor. Berta y yo nos amamos, nos amamos mucho. Yo la amé más que a mi vida. Pero hasta eso no basta y ocurrió algo que me partió el corazón, que me lo partió en mil pedacitos, en miles de pedacitos que ya jamás podrían remendarse.
Así que tuve que tragar todo aquel dolor, toda aquella soledad y continuar con mi vida. Han pasado ya 73 años desde que mi corazón estalló y he pasado todo este tiempo gastando esos pedacitos que me quedaron. Cada día cogía uno y lo gastaba con la muchacha mas bella del lugar, o con algún piropo a la de ojos claros, o a la de andares graciosos. Un pedacito: una caricia; un pedacito: un beso, así funcionaba. De este modo gasté todos y cada uno de los escombros que habitaban mi pecho.

"¿Todos?" preguntaron. Alguno secundó con un gesto.
-No bueno, todos no.- Y le invadió una sonrisa que se estaba guardando sólo para ese momento. Dándose unas palmaditas en el pecho dijo- Me quedó uno que reservé, que es el que me mantiene con vida.

La simpatía de aquel anciano inundó sus ánimos para mucho tiempo. Y aunque la historia ya se había olvidado para el mediodía, aquella misma tarde Lucas Gregorio Constantini salió de paseo. Recorrió un par de manzanas y cogió un taxi.

"Al cementerio por favor"

Ayudado por su bastón llegó a la tumba que buscaba.
-Perdóname- dijo frente a ella- Perdona que me resistiera a morir contigo. Es que no supe morir de pena. Pero ahora ya que muero de viejo quise venir a avisarte para que te pongas guapa allá donde me esperes- Y sacándose la rosa de la solapa concluyó- Aquí te dejo el último pedacito del corazón que siempre fue tuyo. Te lo estuve guardando.- La rosa cayó a la sombra de la lápida y Lucas regresó a la residencia a terminar de morir la vida. En la lápida podía leerse: "Berta Antón Valdivieso 1913-1930."
[...]

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hermosa historia! El final me ha encantado.

Saludos.

Desde la luna dijo...

Magistral... por el verbo y por el sentimiento... cada día me sorprendes un poquito y te conozco otro pedacito: Gracias.

Desde la luna dijo...

(Soy Esther)

Daniel Pérez Penagos dijo...

Tu serie, por así decirlo, del Asilo, tiene aspectos impecables, muy bien escritos y agradables de leer. Éste tiene un final muy bueno.
Sigue con las buenas letras!!
Abrazos Réquiem.

Sinuosa dijo...

Una historia preciosa. Tiene algunos tramos muy hermosos.
Podría seguir leyendo las otras historias del asilo que tienes por ahí abajo, pero con este fondo negro, ufff...
De echo casi nunca leo blogs con este fondo por buenos que sean, me mata la vista.

Reconozco que son muy molones, pero te digo lo mismo que le dije a Daniel Perez: "¿no te has dado cuenta de que los blogs con fondo negro tienen menos comentarios?"
;)

Saludos.

Cuentista dijo...

para que veas que te hago caso.

Daniel Pérez Penagos dijo...

Jajajaja
Sonrío.

Sinuosa dijo...

Ah, que agradable es ahora la lectura, dónde va a parar...
Gracias. Mios ojitos te lo agradecen.

Daniel, Daniel...,
Sonrio también.
;)

yosoyjoss dijo...

olé! qué bonito!!

Lolami dijo...

He leído la historia desde el principio y cuando he terminado la primera deseaba leer la segunda, y cuando he terminado la segunda deseando estaba, leer la tercera... y ahora que he leído la ultima, deseando estoy que llegue la próxima.
Me gusta muchísimo esta historia.

Un abrazo.

La guapa dijo...

Un soplo te ternura me llegó desde Andalucía. Lo suyo es la narrativa. Un abrazo. Me encantó

Raúl dijo...

Tendré que leerlo con más pausa. Intentaré volver y determe, parece que promete.

Nada más importa dijo...

Muy buen texto.
Gracias por el comentario que dejaste en mi blog y gracias por leerme tambien!
Me decis que no logras escribir de la manera en que yo lo hago, como vos dijiste, auto-hablándome.
Y te digo que no lo busco, ni lo planeo, ni nada por el estilo.
Solo son palabras que siempre estan en mi mente y que por momentos tengo que transcribir si o si.
Mis palabras definitivamente son lo que soy, asi, sin mas...

Muchisimos besos!

INDIA dijo...

Esos amores eternos, que dejan su huella impresa... para siempre...eternamente.
un saludo.
india.

Fali Monte dijo...

Creo que este texto sigue siendo de mis favoritos, pues da igual las veces que lo lea siempre sigue generando en mí los mismos sentimientos. Y como ya le dije en otra ocasión:
"Poco más de quinientas palabras
le han bastado
para hacer que multitud
de sentimientos
broten en mi pecho.
Mientras que otros
necesitan miles
para sólo aproximarse
a ese efecto"

Gracias por habernos regalado esta pequeña joya. Un beso