sábado, 17 de abril de 2010

El Asilo VII


[...]
-Ya te dijo Lucas que era un poeta. Y es verdad que lo era, de los grandes poetas, no de los que están en los libros, si no de los que te hacen temblar cuando están a tu lado. De los que te hacen tragar saliva.

-¿Es verdad todo lo que dicen de él?- preguntó Adrián.

-¿Y qué importa eso?

-Es que no lo parece. Bueno es que es difícil imaginárselo de joven.

-¿Te imaginas a ti mismo de viejo?- preguntó Don Antonio. El chico, que después de algunas tardes con él sabía que no importaba cual fuera su respuesta, solo hizo un gesto negativo. La única imagen que se le vino fue la de su tatuaje de “asecnirP” deformado por los años como el de su pecho.

-Tampoco imaginaba yo que Lucas llegara a ser tan viejo, como mucho que viviera hasta los sesenta, no más. Él siempre quiso morir joven. O eso creo. Nunca conocí en mi larga vida, y eso que yo he conocido a mucha gente, incluso he tenido la suerte de conocer a muchas personas maravillosas, porque yo siempre he tenido mucha suerte. ¿Te conté aquella vez que encontré una pulsera de oro? Bueno eso es otra historia. ¿Qué estaba diciendo?- Adrián resopló levemente- ¡Ah, sí! Que jamás conocí a una persona con tanto… no se cómo decirlo, es difícil, con tanto….con tanto desprecio por el miedo. Por los miedicas. Que se yo. Tanto desprecio por el ridículo del miedo. No se si me entiendes - Adrián le había entendido a la perfección, pero solo le miraba fijamente -Ahora eso sí, qué arte tenía, qué mano con las mujeres, ¡qué don tan preciado le dio el señor! ¡Tenía a Cupido en la lengua! – Adrián rió a carcajadas, lo único que sabía de Cupido era que cada año un chico del instituto se disfrazaba con peluca rubia y un arco colgado a la espalda para repartir las flores y las cartitas que los alumnos se enviaban en supuesto secreto el día de San Valentín. Se le vino en mente la imagen del primer chico que vio vestido de gilipollas y automáticamente después la imagen de Lucas, joven y con peluca rubia.

-Pues ahora sí que lo imagino- dijo entre carcajadas.

-Una vez, durante las ferias, éramos muy jóvenes, bueno él no tanto pero yo sí, le dije a una muchacha que pasaba, arrancado de valor, que era más bonita que un Madrid-Barça. -Adrián rió - Pues el muy listo le dijo, con todo lo que me costó a mí atreverme, y eso que conseguí que la chica sonriera, le dijo que nada de eso, que era más bonita incluso que un Madrid 5- Barça 0. Claro la chica, que era de corazón merengue se deshizo en miraditas con él.

-Te la levantó- rió Adrián.

-Bueno yo era un niño y él era un hombre- dijo Don Antonio salvando el orgullo. - Pero él tenía talento. Las enloquecía a todas, era bueno con las palabras. Una vez hizo un poema y se lo envió a una chica.

-Los poemas son esas cosas cursis que vienen en los libros que hay que contar, ¿no?

-Se dice escandir.

-¿Espan qué?

-Escandir coño.

-Ah.

-¿Es que no te gustan los poemas?

-No lo sé.

-¿No lo sabes?- Adrián sabía que se empezaba a mosquear.

-Sí, no, no sé. Me gustó uno de una nariz pegada o algo así.

-Sí algo así. “Érase un hombre a una nariz pegada”.

-¡Ese!- gritó Adrián sorprendidísimo de que lo conociera.

-Pues el de Lucas te hubiera encantado. Yo lo vi, era precioso. Era para una chica y era enorme.

-¿Lo recuerdas?

-Sí, cómo olvidarlo, era precioso y enorme, muy enorme. Lo envió a su casa. ¿Cómo se llamaba ella?

-¿Enorme?

-Enorme.

-Los que leen en clase también.

-¡Ah! Pero este no se leía.

-¿No?

-No, no. Lucas hacía poemas, no los escribía. Ya te lo he dicho antes - dijo en tono acusador. Adrián le miraba con resignación, sabiendo que no podía rechistar nada de lo que dijera-.Y ese que hizo le quedó de maravilla. Precioso y enorme – repitió Don Antonio levantando las cejas exageradamente - Se lo envió a la chica, pero el tonto antes de llegar a casa de la chica, creo que se llamaba…no lo recuerdo, se perdió. Antes de llegar se perdió por ahí. Y claro al principio estaba bien, con sus versos en orden y sus rimas. Pero de tanto dar vueltas por ahí fue perdiendo las sílabas, los puntos y las tildes. Yo lo sé porque el poema entró en la tasca donde yo estaba, y copita a copita, sabiendo que aquel poema era de nuestro amigo Lucas, lo emborrachamos entre todos. Con la primera copa se tildó de nuevo, pero acabó lleno de mayúsculas y de signos de exclamación. Y, al final, ni poema ni nada, ¡aquello era una birria! ¡Con lo bonito y grande que era!

-¿Grande?

-¡Enorme!
[...]

7 comentarios:

yosoyjoss dijo...

GENIAL!! No pares de escribir por favor!

Anónimo dijo...

Pues... ¡ENORME!

Buen finde.

Desde la luna dijo...

ENORME,... como tú...

La guapa dijo...

Muy tierno. Por lo visto te salió la inspiración.

Saludos.

Lolami dijo...

Muy bueno, de verdad el poema era tan EnorMe, que talento tienes, wapo.

Un abrazo.

Raúl dijo...

Cuánto tiempo sin escuchar (leer) la palabra escandir. Joder.

Anónimo dijo...

Eres un crack, canijo.
Te lo digo desde la ventana de enfrente.